Por Diego Díaz Martín, PhD.
Las empresas más exitosas figuran aquellas que miden y mitigan sus emisiones y efluentes contaminantes, incluyendo aquellos residuos y desechos industriales, tóxicos y/o peligrosos, que pueden traer consecuencias irreversibles para las poblaciones vecinas.
Asimismo, una empresa ecoeficiente es capaz de promover un uso racional de los recursos hídricos, manejando los suelos con prácticas conservacionistas, gestionando sus áreas verdes, e impulsando el uso de energías limpias en sus procesos.
De igual forma, una empresa alineada con la sustentabilidad ambiental, no solo es capaz de medir su huella de Carbono, sino que publica sus indicadores en forma transparente, a fin de informar a sus principales públicos internos y externos sobre su verdadero desempeño ambiental, resaltando las medidas que tome para enfrentar sus desafíos.
Más allá del obligatorio cumplimiento de la normativa ambiental vigente, las empresas también pueden alinear su política de responsabilidad social a la sustentabilidad del negocio, involucrando a sus colaboradores en la construcción de una visión compartida, y generando valor para la empresa con el mayor retorno social.
Lo anterior implica emprender acciones a favor de la conservación del agua, el aire y la biodiversidad, así como adoptar políticas y prácticas que apunten a favorecer ambientes sanos y seguros de trabajo, así como el uso de materia prima limpia para la elaboración de sus productos y sistemas de transporte eficientes.
En un mundo globalizado en los que el cambio climático se siente y presiente, y en el cual nos acercamos cada vez más a nuestros límites de crecimiento, es primordial el compromiso personal y empresarial para revertir la tendencia destructiva de los viejos modelos productivos, basados en el agotamiento de los recursos naturales en forma sostenida e irresponsable.
Las empresas ecoeficientes no solo minimizan sus costos de producción, sino utilizan de manera más responsable los recursos naturales, desarrollan modelos competitivos e innovadores en la producción, y obtienen ingresos adicionales con el reciclaje y reuso de sus residuos y desechos. Adicionalmente, gracias a la mejora de su imagen, gozan de más prestigio entre sus accionistas, clientes y proveedores, y reducen la rotación de su personal.
En los mercados de valores, los negocios ecoeficientes también logran nuevas oportunidades de mercados nacionales e internacionales, y el reconocimiento nacional e internacional de su actividad, con lo cual se puede incrementar el costo de sus acciones en el mundo bursátil.
Sean públicas o privadas, la misión empresarial de impulsar el desarrollo sustentable debe ser compartida por todos y cada uno de los generadores de riqueza en un país, escenario en el que las empresas están llamadas a participar activamente, impulsando con sus acciones el mayor progreso social, económico y ambiental, en beneficio de la presente y futuras generaciones.
@DDiazMartin