Por Diego Díaz Martín, PhD.
Algunos productos de limpieza, medicamentos vencidos, pinturas y solventes, pilas y baterías, insecticidas y fertilizantes de plantas, entre otros, conforman parte de la lista de sustancias y materiales posiblemente tóxicos y/o peligrosos que deben ser bien manejadas en el hogar.
Entre los productos de limpieza, por ejemplo, es importante manipular con cuidado la lejía, el cloro, algunos detergentes, refrigerantes, desinfectantes, destapadores de cañerías, y hasta limpiadores de vajillas, hornos, cristales y suelos. Asimismo, es vital manejar con sumo cuidado a los famosos “ácido muriático” y “diablo rojo”, ambos altamente corrosivos y peligrosos.
Lo mismo ocurre con los plaguicidas en el hogar, cuyas etiquetas usualmente no leemos, por lo que muchos recurren a esparcir un insecticida por más tiempo del necesario, hasta impregnar toda la atmósfera de los químicos contaminantes. Por regla general, las tapas y envases rojos de los insecticidas reflejan su mayor toxicidad, el amarillo su media peligrosidad, y los verdes y azules los menores riesgos.
Otro material potencialmente tóxico en el hogar son las pilas y baterías que guardamos, desde las más pequeñas y redondas de los relojes, pasando por las regulares AA o AAA, hasta las de celulares. Es importante recordar que las pilas contienen sustancias como mercurio, cadmio, litio, plomo, que son sumamente tóxicas para la salud y el ambiente. Igual suerte corremos con las pinturas y solventes en casa, también de naturaleza inflamable y peligrosa.
Similar cuidado debemos tener con las medicinas vencidas en casa, como pastillas, jarabes, cápsulas y geles caducados, que además de ser un riesgo para la salud, son agentes contaminantes que requieren un especial manejo.
Es importante tomarnos el tiempo necesario para leer las etiquetas de los productos que usamos en el hogar, a fin de seguir las instrucciones del fabricante y medir sus riesgos, prestando especial atención en aquellos epígrafes o símbolos como “inflamable”, “irritante”, “tóxico”, “corrosivo”, “infeccioso”, o “peligroso para el ambiente”.
Si no sabe qué hacer con un producto en casa, luego de su uso, llame al centro de atención del fabricante o distribuidor que usualmente se indica en las mismas etiquetas.
Los peligros no están sólo fuera de casa. La ventaja es que dentro de ella, Ud. los puede detectar y manejar.
@DDiazMartin