Por Diego Díaz Martin, PhD.
Aunque tradicionalmente se ha vinculado a la economía circular principalmente con la gestión integral de los residuos y desechos, la verdad es que su aplicación es mucho más amplia, por lo que hoy en día es común observar su utilidad también en la gestión integrada de los recursos hídricos, el aprovechamiento sostenible de la materia prima, y la eficiencia energética, por citar otros campos.
Es un hecho que el sistema lineal tradicional de la economía, ya alcanzó sus límites. Sus efectos son conocidos a lo largo y ancho del planeta.
El clásico proceso de extracción, fabricación, transporte, utilización y eliminación de residuos, ya no puede garantizar la atención de las necesidades de la presente generación, sin comprometer los requerimientos de las futuras generaciones.
Tan importante es el tema, que el Consejo Empresarial Mundial para el desarrollo sustentable destacó hace más de dos décadas la importancia de impulsar prácticas ecoeficientes que contribuyan a producir más con menos recursos, enfoque en el que la economía circular, utiliza y optimiza los stocks y los flujos de materiales, energía y residuos, promoviendo la mayor eficiencia del uso de los recursos disponibles, con el menor impacto ambiental negativo.
Cuando me preguntan, cómo defino a la economía circular, siempre digo que es aquel modelo económico que no desecha, desperdicia ni desaprovecha.
En un contexto de escasez y fluctuación de los costos de las materias primas, la economía circular contribuye a la seguridad del suministro y a la reindustrialización. En este modelo, los residuos de unos se convierten en recursos para otros, consiguiendo convertir productos o subproductos desaprovechados, en materias primas para otros proceso clave.
Entre los principios fundamentales de la economía circular podemos destacar:
Finalmente, la economía circular busca tratar o disponer en forma segura aquellos desechos, productos o subproductos, cuyo uso actual o futuro no sea reconocido en la actualidad, bien sea porque no se dispone de la tecnología para ello, o porque se requiera neutralizar sus posibles efectos negativos para la sociedad o el medio ambiente, siempre procurando contribuir a preservar, conservar y regenar los sistemas naturales del planeta.
En el mundo de los negocios, la economía circular ofrece extraordinarias oportunidades para favorecer el crecimiento económico, con mayor retorno social. Su propósito es mantener y favorecer el desarrollo sustentable en todas sus formas.
El modelo de "extraer, producir, desperdiciar" ya no solo es obsoleto, sino podría considerarse hasta inmoral.
En nuestras manos está contribuir con la resiliencia planetaria, generando oportunidades económicas para el desarrollo de negocios sustentables, donde nada se pierda, y todo se transforme, generando no solo la rentabilidad esperada, sino atendiendo las principales necesidades humanas, garantizando la conservación de la biosfera y de sus bienes y servicios ambientales a perpetuidad.
@DDiazMartin